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viernes, 12 de agosto de 2011

¿TE GUSTARÍA CONOCER A UN AMIGO?

                                                                  ¿Quién es Jesucristo?

Mucha gente reconocerá a Jesucristo como un buen hombre, un gran maestro, o aún un profeta de Dios. Estas cosas son definitivamente ciertas de Jesús, pero ellas en realidad no definen quién es Él. La Biblia nos dice que Jesús es Dios en carne, que Él llegó a ser un ser humano (vea Juan 1:1,14). Jesús vino a la tierra para enseñar, sanar, corregir, y perdonarnos, y aun más, para morir por nosotros. Jesucristo es Dios, el Creador, el Señor Soberano. ¿Ha creído usted en este Jesús?
Jesucristo, vino a la tierra y murió en nuestro lugar. La muerte de Jesús, como Dios en la carne, fue un pago infinito por nuestros pecados. Jesús murió para pagar la penalidad por nuestros pecados. Jesús pagó el precio para que nosotros no lo tuviésemos que hacer. La resurrección de Jesús de entre los muertos probó que Su muerte fue suficiente para pagar la penalidad por nuestros pecados. ¡Esa es la razón por la cual Jesús es el único Salvador!

¿Es Jesús su Salvador “personal”?
Mucha gente ven al Cristianismo como el asistir a la iglesia, la celebración de rituales, o el no cometer ciertos pecados. Pero eso no es el Cristianismo. El verdadero Cristianismo es una relación personal con Jesucristo. Aceptar a Jesús como su Salvador personal es poner su fe y confianza personalmente en El. Ninguno es salvo por la fe de otros. Nadie es perdonado por hacer ciertas obras. El único camino para ser salvo, es aceptando personalmente a Jesús como su Salvador, confiando en Su muerte como pago por sus pecados, y en Su resurrección como su garantía de la vida eterna (Juan 3:16). ¿Es Jesús personalmente su Salvador?
Dios está hablando directamente a tu corazón porque es desde ahí desde donde él quiere producir la vida que hoy no tienes, Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Dios está hoy a la puerta de tu corazón, ahí es donde él quiere entrar pero solo tu puedes abrir esa puerta pues solo se abre desde el interior, tú decides a quien amar.
Aceptar a Jesús es muy simple solo necesitas arrepentirte de tus pecados, sin importar que no te acuerdes de todos ellos, y pedirle que te limpie con la sangre de Jesús, deseando que él entre a tu corazón para que sea tu Señor y Salvador personal.

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